Perdonar
a veces es muy difícil, pero las personas que hemos ido a un colegio
católico, y que además tenemos una familia,
no solo religiosa sino practicante; sabemos, porque lo hemos aprendido desde
la cuna, que cuando nos sentimos heridos porque
alguien a quien considerábamos amigo nos ha hecho daño, siempre recordamos la frase:
-“Dios no perdona al que a otro no perdona”.
-“Si perdonáis a los hombres sus ofensas, os
perdonará también a vosotros vuestro Padre Celestial”. (Mateo 6: 14-15).
-Lo malo es que aunque sepamos que siempre nos hemos portado muy bien con ellos,
y les hayamos tratado con muchísima consideración y cariño, aconsejándoles y
apoyándoles (porque sabíamos que estaban
pasando una mala racha); de pronto, un día, sacan la soberbia a
pasear, y te dan un disgusto tremendo que tarda muchos días en pasar , sin que
vuelvas a saber de ellos, en muchísimo días.
-Esta mañana, mientras tomábamos un aperitivo, mi amiga Mayi y yo hemos estado hablando del perdón,y, del remordimiento que nos queda cuando nos enfadamos
con alguien que creíamos amigo, y
sentimos que nos duele, pero que no somos capaces de perdonarle…..
-Yo, opinaba que si perdonas pero no olvidas, es
como si no hubieses perdonada; pero ella que es una persona inteligente,
razonable y culta, argumentaba que si una persona te ha hecho daño, y tú
descubres que no es la persona que decía ser, o que tú creías que era; tú
puedes perdonarla, pero ya no tienes por
qué seguir siendo su amigo.
-Creo que tiene razón, si alguien en quien tú
has puesto confianza, y cariño, intentado ayudarla cuando tenía problemas; la
has aconsejado siempre con generosidad, y de pronto, por soberbia, te da un corte tremendo en un
momento de fragilidad extrema para ti y ves que no le importas nada, y que
solamente se ha dedicado a llamarte, a escribirte y a perseguirte porque en
aquellos momentos le resultaste útil.....
- Quizás es mejor cerrar ese círculo.
“-Los amigos son la familia que se escoge”,; así
que de la misma manera que tú les escogiste, pues puedes dejarles ir, cuando ya no sea así, y no les sientas amigos de verdad.
-La
decepción de un mal amigo; es como la traición en la pareja, no tiene arreglo, así que quizás Mayi tenga razón, y
sea mejor perdonar, y soltar ese hilo invisible con el que les sujetábamos,
porque los amigos son como los globos, si los sueltas, es porque no quieres tenerlos, y prefieres que no
regresan más…..
-La familia es diferente, somos sangre y nunca
dejaremos de serlo, por mucho que nos enfademos; así que cuando tengamos desencuentros familiares, lucharemos por
arreglar la situación cuanto antes.
-Nos
sentaremos frente a frente,
mirándonos a los ojos, porque si nos
miramos, bajará muchísimo nuestro rencor, y podremos hablar por turno.
-Desgraciadamente no se puede comparar nuestra forma
de tratar a los familiares con el trato
que damos a los amigos, porque casi siempre solemos ser muchísimo más corteses, y más amables con los amigos; o sea que cuando existan
enfados o rencillas. somos mucho más responsables de los problemas que surjan con la familia que
con los amigos, porque en familia, casi nunca nos hemos esforzado de la misma manera.
-Seguiremos intentando portarnos con honestidad,
pero lucharemos por ser felices.
- Seremos sinceros con nosotros mismos, no
perderemos más tiempo con quien no merece nuestro cariño ni nuestra amistad, a pesar de que rezaremos por ellos, si creemos
que lo necesitan; así nos armaremos de valor para llevar a la
práctica sin ningún tipo de remordimientos, el refrán español tan castizo que dice:
-“Amigo que no sirve, y cuchillo que no corta,
aunque se pierda no importa”