"SI NO TIENES LO QUE TE GUSTA, HAZ QUE TE GUSTE LO QUE TIENES"
De tí depende que tu vida sea feliz,debes escoger tus ingredientes.


miércoles, 3 de diciembre de 2014

"Las Tres Pipas"


He intentado convencer a una amiga mía sobre la exageración de su enfado.

-Se ha peleado con su prima, que es como su hermana por una tontería, y está tan enfadada y tan dolida que dice que nunca jamás la va a volver a hablar.

-Voy a contarle una leyenda india que escuché en “La Rosa de los Vientos “y que creo que la va a ayudar a reflexionar sobre esto.

Las Tres Pipas


Un día un indio fue a la tienda del jefe de la tribu y le contó que estaba tan furioso porque  otro miembro de la tribu, al que ya consideraba su enemigo, le había ofendido gravemente, y pensaba matarle sin piedad.

-El jefe, que era un hombre sabio, le escuchó pacientemente, y le pidió que antes de hacer nada, llenara su pipa de tabaco, y se fuera a fumarla con tranquilidad al pie del árbol sagrado de su pueblo.

-El hombre obedeciendo las instrucciones cargó su pipa y se sentó a fumarla bajo la copa del gran  árbol.

-Fumó tranquilamente y tardó una hora en acabar su pipa. Se levantó, limpió la pipa de cenizas y se dirigió de nuevo a la tienda del gran jefe.

-Una vez allí, le dijo que lo había pensado mejor, que había pensado que matar a su enemigo era algo excesivo, que creía que bastaría con que le diera una buena paliza para que ya nunca se olvidara de la gran ofensa que le había infringido.

-El anciano jefe le volvió a escuchar con calma, aprobó su decisión, pero le dijo, que ya que había cambiado de parecer, que volviera a llenar la pipa y se fuera a fumarla al mismo lugar.

-Esta vez el hombre no solo fumó su pipa, sino que se quedó media hora meditando.

-Al regresar junto al jefe, le dijo que consideraba excesivo pegar a su enemigo, que le bastaba con ir a verle y echarle en cara su mala acción, en voz alta para que sufriera la vergüenza delante de todos.

-El anciano le escuchó con paciencia y una sonrisa bondadosa se dibujó en su rostro al decirle, que volviera al árbol, fumara y meditara.

-El hombre obedeció  y volvió junto al árbol centenario, aunque estaba un poco  un poco molesto, y poco a poco fue convirtiendo en humo el resto de ira que le había llevado a armar semejante bronca.

-Al terminar, volvió y le dijo al gran jefe:

-“Pensándolo bien, creo que la cosa no era para tanto. Iré donde está mi agresor para darle un abrazo. Así recuperaré un amigo que seguramente se arrepentirá de lo que ha hecho”.

-El jefe sonriendo le regaló dos cargas de tabaco para la pipa, diciéndole que fueran a fumarlas juntos bajo el gran árbol.

- Los enfados hay que pensarlos despacito, porque las cosas vistas con un poco de calma y de distancia se ven de otra manera.


-Buenas noches