Según la
definición de la Organización Mundial de la Salud: “La salud, es un estado
completo de bienestar físico, mental y social y no solo la ausencia de
afecciones y enfermedades”.
-La realidad
siempre es más rica que las teorías, ya que está demostrado y avalado por
multitud de experimentos y encuestas realizadas que las condiciones objetivas de salud, no
influyen demasiado sobre la felicidad.
-Muchísima
gente con muy buena salud, no se siente feliz por ello, sino que le parece lo más
normal, mientras que personas enfermas, o convalecientes de enfermedades
graves, soportan con entereza sus problemas sanitarios, y se sienten felices de
poder contarlo.
-Muchas
personas que padecen o han padecido problemas cardíacos , o cáncer, son más alegres y optimistas de lo
que eran antes de tener la enfermedad, quizás porque al estar en grave peligro,
han sabido valorar el hecho de ir
recuperando poco a poco su salud.
-La felicidad
en cambio, si influye positivamente en la salud, ya que los estados mentales tienen influencia directa en el cuerpo, quizás
porque reducen los procesos físicos que lo dañan.
-Laura
Kubzansky, profesora de Ciencias Sociales y del
Comportamiento de la Universidad de Harvard, sostiene que la capacidad
de regular lo que nos sucede y tener una sensación de propósito y de
significado, contribuye a que tengamos mejor salud.
-Al compartir con los que nos rodean, actividades que nos hacen felices, ayudamos a los otros, y nos incorporamos a la
vida normal, consiguiendo con esta actitud,
estar un poco más fuertes cada día, que es lo que nos corresponde.
-Vivir de la
manera que queremos vivir, y rodearnos personas queridas, nos hace sentir
mejor, y tener emociones placenteras, y da lugar aunque hayamos estado muy
enfermos, a que nuestro cuerpo vaya asimilando que su salud es mejor cada día, y
los órganos (a pesar de que tengan alguna enfermedad), al carecer de estrés,
funcionarán mucho mejor.
- Buenas
noches.