Hoy ha venido a vernos a la academia de pintura
de Gema, Ana Mari, la hija de mi querida amiga Irene Cicero.
-La vida nos reúne con miles de personas que se
entrecruzan en nuestros caminos, para cumplir diferentes papeles, pero hay algunas
como Irene, que se meten en tu corazón y se quedan allí acurrucaditos.
-Yo conocí a Irene, a través de una amiga, en
unas charlas de psicología; porque aunque ya había hablado con ella por
teléfono sobre distintas alumnas que la había mandado para que las
diagnosticara, siempre terminábamos diciendo: -¡A ver cuando quedamos y
charlamos en persona!
- Al terminar , la felicité, y congeniamos de
tal forma, que ya nos hicimos amigas para siempre.
-Irene se murió el año pasado, Ana Mari, me
llamó para contarme que se había caído, y que estaba en coma, mientras yo
paseaba con mis hijos Daniel y Gema por Montmatre.
-Fue tal el impacto que me causó, que me tuve
que sentar en las escaleras del Sacre Coer, para poder asimilar la noticia,
porque aunque sabía que todavía estaba en su lucha contra el cáncer, había hablado
con ella unos días antes, y me estuvo contando lo contenta que estaba con el
perrito que la había regalado Ana Mari, lo cariñoso que era y que además la hacía
mucha compañía.
- Me despedí de Irene, contándola que me iba a París con
Gema, para pasar unos días con Daniel, y que aprovecharíamos para hacer una
ronda de museos; ella, tan generosa como siempre, no me dijo que se encontraba
peor, solo mencionó de paso, que sus
plaquetas , estaban muy bajas, y que la daban guerra, sin decirme nada más que disfrutara
mucho con mis hijos, y, deseándome un
feliz viaje, yo la dije que comiera jamón serrano de esa jamonería que tenía
junto a su casa ,( donde tantos aperitivos nos tomamos), que era la mejor
medicina, y así nos despedimos con risas, y bromas, pero, desgraciadamente, ya, nunca la
volví a ver.
-La echo mucho de menos, porque Irene era esa
clase de amiga con la que puedes hablar de cualquier cosa, porque sabes que te
va a escuchar con interés ,lo mismo que tú la aconsejas y escuchas con generosidad.
-Recuerdo, cuando Ana Mari era tan solo un bebé,
lo orgullosa que se sentía de ella, y de
Aitor, tan serio y tan gracioso.
-Mil veces hablábamos de nuestros hijos, de sus
carreras, de sus amores y desamores, y
ella, quería que fueran fuertes para poder enfrentarse a la vida, cuando
ella no estuviera.
-Irene era una psicóloga preparadísima, yo la
admiraba tanto, que me pasaba el día apuntando cosas que decía, y ella siempre
se reía, al oírme decir que la tomaba apuntes. Ha sido la amiga perfecta,
porque nuestro vínculo estaba hecho de respeto y cariño, y a pesar de que éramos
muy diferentes, coincidíamos en las cosas importantes.
-Hoy, viendo a Ana Mari, tan joven, y tan
parecida a su madre, me he emocionado, porque es muy triste perder a su madre cuando le hacía tanta falta.
-Ana Mari , tiene novio; Irene me contaba que
era muy buen chico, y sobre todo que ella notaba que la quería y la cuidaba
mucho, y yo siempre la decía que el amor
pone alas en los pies, y que si estaban enamorados, la vida sería mucho mejor,
así que espero que la siga cuidando y sea su apoyo.
-Ana Mari nos ha contado, que aún no puede abrir los armarios de
su madre, pero que hace unos días, mirando en los cajones,
encontró unos diarios que había escrito
su madre, uno para Aitor, y otro para ella, contándoles sus dos primeros años de
vida, y que se los había dedicado. Es un pequeño tesoro que le ayudará a
conocerla mejor.
-Las hijas de nuestras amigas, son como
prolongaciones de ellas, y les sorprende conocer a través de nuestros ojos, a
una madre diferente a la que ellos han conocido, porque para las mujeres , las
amigas son un gran apoyo que nos ayudan a gestionar el estrés, a tomar decisiones en la vida, y son, a
quienes mostramos nuestro verdadero yo.
-Las mujeres compartimos sentimientos, y yo sé
que Irene estaba muy agradecida al cariño de su niña, y a sus mil detalles.
- Muchas
veces Irene me dijo, que Ana Mari siempre estaba a su lado cuando la necesitaba,
que se ocupaba de que comiera en sus momentos de quimio, cuando el cuerpo no se
lo toleraba, y la animaba, y la abrazaba, y la sostenía, como siempre la había
visto hacerlo a ella.
-Aitor, también ha sido un hijo cariñoso y
atento, pero desgraciadamente, vive en el extranjero, por lo que no ha podido
estar en sus peores momentos junto a ella, como le hubiera gustado.
-Nosotras hemos compartidos sentimientos del
alma, y eso hace que nos conozcamos profundamente, y sepamos lo que ellos han
significado, por eso, se que estaba orgullosa de sus hijos, y les quería
profundamente.
-Buenas noches