Me cuenta una amiga, que su médico la ha mandado
ir a un psicólogo, porque la encontraba demasiado triste y desanimada.
-Está pasmada, porque lo primero que la ha
dicho, es que nota que tiene la
autoestima muy baja, porque no se gusta
a sí misma, ni se quiere, y que eso es algo gravísimo, ya que si no te gustas
ni te quieres a ti misma, jamás podrán gustarte los demás , ni podrás
quererlos.
-A mí, me ha dejado planchada el diagnóstico,
porque creo que casi todos tenemos momentos terribles en los que no nos
gustamos, y desde luego no nos queremos mucho.
-El psicólogo, afirma, que cuando nos dedicamos
a comer como si no hubiéramos comido nunca, a pesar de que no nos conviene, o a
fumar, a beber, a trabajar compulsivamente, o incluso a
preocuparnos por cualquier cosa, sabiendo lo nefasto que es para nuestra salud,
estamos maltratando nuestro cuerpo, y eso es un síntoma de que no nos queremos.
- La he
pedido que me diga lo que la ha aconsejado, para poder compartirlo con aquellos
de vosotros que también se sientan un poco identificados, porque a veces, quizás,
no nos queremos lo suficiente, aunque
creamos que queremos muchísimo a mucha gente, je,je.
-Soy una persona valiosa, soy inteligente, soy
trabajadora, soy capaz, soy cariñosa, soy amable, y puedo conseguir aquello que
me proponga.
-Luego, la ha aconsejado que se arregle bien,
dice que si te ves bien arreglada, te comportas de manera diferente que si te
ves de cualquier forma, “que el hábito, si hace al monje”, (esto es motivación).
-También la ha recomendado que actúe como la
gustaría ser , o sea que si la gustaría ser más simpática, se comporte con
simpatía, si quisiera ser cariñosa, que trate a la gente con cariño, que si la
gustaría ser mejor administradora, que empiece a administrarse desde hoy, como
si sus cuentas fueran las de otra persona, y que enseguida empezará a notar
cambios importantes.
-La ha prohibido que se fije en los demás y
compare, porque eso es envidia, y la envidia es malísima, así que lo que tiene
que hacer es contar sus logros y anotarlos, para ser consciente poco a poco de
cómo es capaz de conseguir sus propias metas y no las de los demás.
-Y por último la ha aconsejado que perdone a los
que la han hecho daño, y que solo mire hacia adelante, porque su vida es lo
principal.
-Me ha encantado oír todos estos consejos, porque aunque ya los sabemos, a veces los olvidamos, y nos viene muy bien actualizarlos.