Un día, un conferenciante, sacó delante de su auditorio, un precioso frasco de cristal grande de boca ancha, como el que utilizan para envasar los melocotones enteros en almíbar.
-Muy serio, se agachó, y sacó de debajo de la mesa un cesto con varias piedras de buen tamaño, y las fue metiendo con cuidado de una en una en el frasco hasta que llegaron al borde.
-Preguntó a su auditorio:
-¿Está lleno?
-Si.
-Sacó de debajo de la mesa otro cesto con piedras pequeñas, y las fue metiendo con mucho cuidado hasta que vio que no podía meter más.
-¿Y ahora, está ya lleno?
-Sí, ahora sí, contestaron al unísono.
-Sacó otra vez de debajo de la mesa, una caja de arena de playa, y la fue echando con mucho cuidado, la arena se fue metiendo entre las piedras y rellenando los espacios vacíos.
-Volvió a preguntar:
-¿Creéis que por fin se ha llenado?
-Siii, ahora seguro que sí.
-Se agachó y sacó de debajo de su mesa dos tazas de café, y con mucho cuidado, las fué echando poco a poco, primero una y después la otra.
-El auditorio, se reía, y no sabían que decir, pero les dijo:
-Este pequeño juego, tiene una moraleja y os la voy a explicar:
-El frasco, somos cada uno de nosotros, es como nuestra vida:
-Las piedras grandes, representan las cosas más importantes, lo que tiene que ser siempre nuestra prioridad: La familia. La pareja, los hijos, los nietos, la salud.
-Las piedras pequeñas, cuentan algo menos, pero también son importantes, trabajo, casa, coche, negocios……
-La arena son las cosas sin importancia, los enfados, las envidias, las peleas…
-Si hubiéramos echado en primer lugar la arena, no habríamos podido meter las piedras grandes ni tampoco las pequeñas, lo mismo ocurre con nuestra vida, si perdemos el tiempo en tonterías, si nos enfadamos por cualquier cosa, si nos fijamos con envidia en lo que tienen otros, no podremos valorar la maravilla de todo lo que nosotros tenemos
- Hay que establecer prioridades en la vida, el resto es pura arena.
-Uno de los oyentes levantó la mano y le dijo ;
-¿Y entonces, el café, que representa?:
-El conferenciante se rió y dijo:
-¡Por muy ocupados que estemos, siempre hay que buscar un ratito para tomarse un café con un amigo!
