Esta tarde a las 5 salimos mi marido y yo hacia
el aeropuerto de Madrid Barajas, a recoger a nuestro hijo Daniel que vive en
París, y que viene a pasar las navidades en casa.
-Estos reencuentros son emocionantes, porque al
llegar , los madres no vemos a un chico mayor, independiente que vive en el
extranjero, sino que ves a tu niño que hace tiempo que no le veías.
-Está guapísimo, le encuentro más delgado, así
que le digo solo lo bien que le veo, para no parecerme a la madre de Woody
Allen , que siempre le decía : “Hijo pero que mala cara tienes”.
-Las madres no dejamos de serlo ni un minuto al
día, no podemos evitar pensar en ellos y preocuparnos, sobre todo cuando están
solteros, porque nos gustaría que tuvieran una familia propia, como su hermano,
con una mujer que les quisiera mucho,
les hiciera reir, y viera en ellos todo lo bueno que vemos
las madres.
-No sabemos si hemos hecho bien nuestro trabajo
de madres; que ha sido prepararles para vivir su vida en su mundo, ese mundo
que les ha tocado, viajando y trabajando
en países extranjeros.
-Querríamos estar seguras de que sabrán afrontar
los fracasos adecuadamente, lo mismo que las alegrías, porque desgraciadamente la
vida reparte un poco de todo a todos, aunque no sea al mismo tiempo.
-Intentamos mejorar como padres y no repetir los
errores de los nuestros, aunque fueran unos padres buenísimos, pero pretendemos
superarlos, y resultamos ser solamente unos padres inseguros.
-Los hijos que están felizmente casados y tienen
una familia armónica, nos preocupan algo menos, porque tienen una mujer que les
quiere y con la afrontan o celebran los malos y los buenos momentos, porque
compartidas , las penas disminuyen y las
alegrías se multiplican.
-Hace tiempo leí en una de esas presentaciones
tan preciosas que nos mandaban y que ya no circulan, que los padres de hijos
mayores, fuimos los últimos de una generación en la que nuestros padres nos
regañaban , y la primera en la que también nos regañan los hijos.
-Ahora les consultamos todo, desde el menú, (a
pesar de que sabemos de sobra que nuestros guisos les encantan), hasta nuestros
proyectos, cuando ellos ni siquiera van
a estar aquí para compartirlos.
-Yo solamente quiero que mis hijos sean hombres
y mujeres buenos y felices, que tengan claro su orden de valores, y,que me
quieran mucho.
-Desearía como cualquier madre, que cuando el
día de mañana nos recuerden con cariño, como hacemos nosotros con nuestros padres, y que se sigan reuniendo en las fiestas y que se quieran ,
porque lo único que merece de esta vida, es sembrar el amor y la felicidad
entre las personas queridas.
-Nosotras, las madres, intentamos respetar sus
espacios, aunque a veces no podamos evitar no estar de acuerdo, pero procuramos
no decírselo muy claramente, ya que son adultos que deben vivir su propia vida.
-Así que vamos a aprovechar estos días para
compartir no solo mesa y mantel, sino buenos ratos, y muchas risas y abrazos y
cariños porque la navidad nos pone a todos un poco más tiernos de lo normal.
-Estos días, cuando tengamos sentados a la mesa
a nuestros hijos, nietos, hermanas , sobrinos ..etc, recordaremos las cenas de
nuestra infancia con padres , abuelas ,
tíos, primos…. donde cenábamos y
comíamos mucho mejor que en un palacio, porque nuestras madres y abuelas, no sé
qué magia echaban a los guisos que sabían mucho mejor que ninguno que hayamos
vuelto a probar.
-Buenas noches.