La felicidad es una forma de ser y de estar, por
eso tenemos que tener cuidado con las palabras, porque ellas son las que
decidirán nuestra vida.
-Mi amiga, la gran terapeuta Ana Postigo, dice
que las palabras se cosifican , por eso tenemos que pensar muy mucho antes de
hablar o bromear sobre algo que no nos va a hacer felices.
-Deberíamos hacernos preguntas sobre qué es lo
que queremos, y que cosas nos gustaría lograr, porque a veces no tenemos muy
claro lo que queremos, y así no habrá manera de que lo consigamos.
-Somos lo que pensamos y en eso que pensamos nos
acabamos convirtiendo.
-Es muy importante nuestro diálogo interno,
porque no nos afecta lo que nos suceda, sino lo que decimos acerca de lo que
nos sucede.
-Si decidimos dar prioridad a las cosas que nos
hacen felices, probablemente será la manera de no dar más vueltas pensando que nos
haría felices, sino que lo seremos, porque a ser felices se aprende siéndolo.
-Al preguntarnos si podríamos hacer tal o cual
cosa, deberemos valorar si es algo que está dentro de lo posible, o si no lo
está, por ejemplo , yo puedo intentar quedarme al margen de los problemas
ajenos en vez de querer solucionarlos, pero no puedo ser más baja por mucho
que lo intente.
-Si miramos dentro de nosotros, necesitamos
poquísimas cosas para ser felices, entonces deberemos preguntarnos cuando
nos entren ganas de comprar algo
innecesario, si realmente nos dará satisfacción, o por el contrario nos dará
más estrés.
-Si queremos que la gente nos quiera y se porte
de manera atenta y educada con nosotros, tendremos que actuar con ellos de la
misma manera . “No esperes el trigo sin haber sembrado”.
-Así que intentaremos no relacionarnos con las
personas que no piensan ni son como nosotros.
-Sonreiremos mucho, e intentaremos que nuestros
sueños se cumplan.
-Y por último nos preguntaremos ¿Qué puedo hacer
para ser más feliz?